con V de violenciaTrabajo en una institución educativa, muy grande y muy reconocida en la zona donde vivo, con lo cual como la villa no deja de ser una villa, por más que cada vez seamos más, hay en el ambiente un aire de “acá nos conocemos todos”, no es literal desde ya, pero en una escuela con 3600 alumnos, unas 1800 familias, y casi 400 personas que trabajamos ella, convengamos que por expansión si nos juntamos todos somos mucho más que dos y muchos más que cualquier pueblo del interior de país que se precie de tal.
Bueno en estas circunstancias, como cabían altas chances de que sucediera, nos mudamos y la gente que vive en la casita de adelante son una familia de la escuela. La niña en cuestión que de ahora en adelante denominaremos V tiene 9 años y va a 4º grado. Cuando la vi con el uniforme una de las primeras mañana que nos mudamos le dije al chico: - “que cagada los de adelante son de la escuela”. Si bien no trabajo en primaria hay así como un tema de no privacidad y rompedero de bolas con que sean de la escuela.
Mis tormentos comenzaron cuando por error recojo de la correspondencia un resumen de tarjeta de crédito que pensando que era el mío, lo tomo y leo Ahhhhhhhhhhhhh, horror el apellido menos pensando o menos querido. Resulta que V es una niñita llena de problemas, lo que llamaríamos “una caso” y ese casa es grave, con serios problemas de violencia familiar, y un personaje muy popular porque al ser la mismísima reencarnación de Satanás, todos, todos los que trabajamos en la escuela desde la portera más nueva hasta el director del polimodal sabemos quien es V. Ella es tan pero tan mala que su maldad trasciende los límites de la escuela primaria y todos hablamos de ella y de los hijos de puta de los padres que tendrían que haberse dedicado a criar lombrices, pero nunca, nunca a tener hijos.
La cosa es que V tiene en su haber: haberle roto las paletas a una compañera de un empujón, haberle quebrado el brazo a otra haciéndola rodar por la escalera de un empujón, también, no contenta con ello, a los 30 días que a esa pobre boluda le sacaron el yeso la agarró en gimnasia y en una santiamén le luxo el mismo brazito. En los últimos acontencimiento la maestra tuvo que separarla, bah! en realidad quitarle de las manos la cabeza de otra compañerita mientras V no paraba de dársela contra el filo de una de las butacas del teatro, mientras ensayaban el numerito de fin de año.
En fin padres ausente, gritos, los niños del grado que tiene una mezcla de terror y odio hacia nuestra pequeña V, ella queda al cuidado de su hermano menor de 3 años, eso lo se porque ahora señoras y señores vivo atrás de la reencarnación ballesterense de chuky el muñeco maldito.
Y lo peor es que la profesión se me cuela por el cuerpo y no puedo dejar de ver en V una víctima, víctima de una situación (de una vida) en donde los únicos responsables como siempre somos los adultos.